lunes, 23 de noviembre de 2009

Capra o Welles


















Dicen que Orson Welles odiaba el cine de Frank Capra y conociendo el cinismo y la forma de pensar del niño prodigio no es extraño. Se trata de dos formas totalmente antagónicas de entender la temática del cine.

Nadie como Capra supo retratar el sueño americano, la exaltación de unos valores "exclusivamente estadounidenses" que en una época de entreguerras y de decadencia moral y económica sentaba a millones de espectadores delante del cine para emocionarse como nunca lo habían hecho ofreciendo a la nación la perfecta receta anticrisis. Para ello usó a los grandes héroes mimados de América James Stewart (¡Qué bello es vivir! y Caballero sin espada) y Gary Cooper (Juan Nadie). Según Welles cine fácil, sin sustancia y terriblemente irreal.

Curiosamente de eso tachaban el cine de Welles sus muchos detractores, de contar historias de personajes sin tachadura moral, cínicos y sin alma. Historias llenas de maldad que se introducían en lo más hondo de lo peor del alma humana, utilizando un lenguaje cinematográfico novedoso antes y ahora y sorprendente hasta la extenuación. Todo lo contrario que Capra.

Pues bien, hoy en día "curiosamente" el cine de Capra sigue reponiéndose con la misma fuerza o más que entonces porque habla de temas totalmente atemporales, valores que siempre hará falta recordar. Y no digamos las películas de Orson Welles: Ciudadano Kane se seguirá mostrando en las facultades como la mayor innovación y efectividad en el uso del lenguaje de las cámaras, el encuadre, un guión de estructura tan sorprendente que se adelantó a su época no sé cuantos años y supuso el nacimiento del cine moderno.

¿Quién tenía razón? ¿Dónde está la verdad del cine y sobre todo de la vida?...Sin meternos en consideraciones filosóficas que no nos atañen, hoy quise plantearos este hermoso dilema y deciros que a mí me seguirán emocionando siempre y por igual el final de ¡Qué bello es vivir! (donde por primera y única vez en el cine - según el director argentino Campanella- se consigue rodar la absoluta felicidad en la cara de James Stewart) y el turbador final de Ciudadano Kane o La dama de Shangai. Dos estilos, dos formas de ver el cine y la vida...dos genios.

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