jueves, 25 de febrero de 2010

El club de los poetas muertos


"El día de hoy no se volverá a repetir. Vive intensamente cada instante. Lo que no significa alocadamente, sino mimando cada situación, escuchando a cada compañero, intentando realizar cada sueño positivo, buscando el éxito del otro, examinándote de la asignatura fundamental: el Amor. Para que un día no lamentes haber malgastado egoístamente tu capacidad de amar y dar vida".

"Sólo al soñar tenemos libertad, siempre fue así, y siempre así será".

"Fuí a los bosques porque queria vivir a conciencia, queria vivir a fondo y extraer todo el meollo a la vida, y dejar a un lado todo lo que no fuese vida, para no descubrir en el momento de mi muerte, que no había vivido".

"¡Oh capitán, mi capitán!".


lunes, 22 de febrero de 2010

Ágora


No me gusta pedir opinión sobre alguna película antes de verla, al contrario, prefiero verla por mí mismo sin leer sinopsis y críticas previas. No obstante, antes de visionar la esperada "Ágora" de Amenábar oí en más de una ocasión que era un film que carecía de la frescura y calidad de las anteriores películas del director madrileño.

Me vais a permitir y perdonar que por una vez me ponga un pelín prepotente para deciros que lo siento mucho por aquellas personas que carecen de los conocimientos sociales, históricos e incluso matemáticos necesarios para comprender la cinta de Amenábar en toda su dimensión.

La historia narra de forma formidable un acontecimiento histórico, social y religioso tan importante y tan clave para el desarrollo de nuestra historia, que decir de ella que es una película épica más, sin nada nuevo que aportar e incluso anacrónica... es decir muy poco.
Ya sabéis que me precio de mirar las cosas objetivamente y sin prejuicios, pero he de confesaros que en esta ocasión no pude evitar pensar a raíz de algunos comentarios, que Amenábar se ensañaría con la religión cristiana y con el enorme destrozo que los seguidores de dicha religión (creciente en aquella época) llevarían a cabo con el saber clásico y la biblioteca de Alejandría, convirtiendo una supuesta obra maestra en un acto de subjetivismo y partidismo del que toda buena película debe carecer. Nada más lejos de la realidad. La película nos cuenta sin ningún tipo de adhesión a cierta religión o postura moral, una época clave en la historia mundial... el crecimiento y sustitución de una religión predominante por otra, el derrumbamiento de ciertas bases sociales que serán suplantados por otras... el paso de una moralidad a otra, sin que nada en definitiva realmente importante cambie en el mundo. Ese es el maravilloso mensaje del director. Lo único que cobra importancia es la fe de algunas personas, de la filósofa-matemática Hipatia de Alejandría sobre todo y de su búsqueda incansable de la verdad. Y todo ello lo hace estableciendo continuamente en la cinta diversas metáforas exquisitas cada vez que ella alcanzaba un nuevo descubrimiento o paso hacia su incesante búsqueda de la verdad, de su libertad. Si a ello le añadimos la perfecta realización y guión de Amenábar y su inseparable y magnífico co-guionista Mateo Gil, resulta una película digna de todo elogio. Lo siento mucho por todos aquellos que no han sabido ver todo esto.
Pero claro, para eso es necesario ver el mensaje clave del genial director que dice que las guerras y los odios presentes a lo largo de toda la historia de la humanidad no son producidos ni por dinero ni por amor, sino simplemente por una cosa que todos llamamos satisfacción personal y orgullo en forma de poder. Lo que ocurre, es que ese poder una veces se llama política, otras veces se llama dinero y otras tantas amor y reconocimiento.

La única verdad inconmensurable es la fe y valentía de ciertas personas en buscar la verdad como medio para alcanzar la propia libertad. Es más, incluso el genial director nacido en Chile llega a plantearse esta última importancia de esa infinita búsqueda, al filmar sin palabras y de un modo precioso que el mundo seguirá girando alrededor del sol, y este alrededor de las galaxias y estas alrededor de... hagamos lo que hagamos. Sencillamente maravilloso...

Me molesta... me molesta mucho el ensalzamiento excesivo en ciertos sectores de la profesión, bien quedó plasmado en la gala de los Goya, de la figura de Pedro Almodóvar. No negaré, sería ser cínico, subjetivo y enormemente inepto por mi parte, la enorme calidad de las películas del director manchego, películas de un género inclasificable muy influenciadas por el cine francés de la "nouvelle vague" e italiano como él mismo ha reconocido. Pero para hacer una obra maestra en cada género hay que estar un escalón por encima... en ese lugar donde habita Kubrick y otros muy pocos, y que ahora es ocupado también por Amenábar... (ya sé que Galán dirá al leer la crítica que me estoy otra vez creciendo demasiado, pero ya sabes primo de mi impulsividad cuando veo algo bueno).

Pues bien, como ya predije, el futuro Kubrick ya tiene su "Espartaco" y si sigo sin equivocarme... ahora, o más adelante, preparará una película más metafísica al estilo "2001, una Odisea del espacio". Y otra vez producirá una obra maestra.

Sin más dilación y esperando que el próximo trabajo de Alejandro Amenábar sea mejor entendido o no (me da igual) me despido hasta otra ocasión. ¡Saludos!

lunes, 15 de febrero de 2010

¡Primera plana!: Billy Wilder, ciudadano americano




De todas las inolvidables comedias que rodó el genio del género yo me quedo sin duda con la insuperable "Primera plana".

Sí...sé que es difícil e incluso atrevido nombrar solamente un trabajo dentro de los magníficos veintiséis filmes que rodó y más de sesenta guiones que escribió, pero es en ésta, la antepenúltima de sus direcciones, donde las constantes de su cine de ritmo endiablado, situaciones grotescas, guiones rápidos, perfectamente escritos y enlazados, alcanzan su máximo nivel. Para qué hablar de la actuación de Walter Matthaw y Jack Lemmon... Todo el mundo que ha visto sus interpretaciones piensa que en la vida real tiene los mismos roles, y eso es sin duda, lo mejor que se puede decir de un actor.

Ningún crítico se atreverá a negar que Wilder fue y será el mejor guionista de la historia del cine, pero lo que nunca logré entender es que cómo un director con la suficiente sensibilidad como para rodar la mítica "El crepúsculo de los Dioses" siempre fue tachado de hombre despótico, cínico, arrogante y pragmático. Él mismo se empeñó en dar la razón a semejantes adjetivos con sus eternos ataques a sus contemporáneos directores europeos de cine mucho más simbólico y de otra finalidad. He aquí dos de sus famosas perlas lingüísticas: "Antonioni seguro que es un gran director, un gran artista. Pero en lo que a mí se refiere, soy incapaz de mantenerme despierto". "Sobre Ingmar Bergman debo decir que los críticos no tienen ni idea de lo que está diciendo, pero, pese a todo, les chifla... Existe una asociación internacional de ese tipo de críticos, capaces de extasiarse ante el asno muerto de Cocteau envuelto con telas encima de un piano".

Me encargaré de desmitificar esa merecida o inmerecida fama en la medida de lo posible: Billy Wilder nació en territorio hoy polaco, y tras la ascensión al poder de Hitler (su madre de raíces judías murió en un campo de concentración) se vio obligado a huir a Estados Unidos, donde empezó a trabajar haciendo guiones para la Paramount con su ídolo Ernst Lubitsch. Tras la muerte de este último dijo: "Nos hemos quedado sin Lubitsch. Peor aún, nos hemos quedado sin las películas de Lubitsch". Es verdaderamente elocuente y esclarecedor que la película que inspiró la vocación de Wilder según sus propias palabras fuese "El acorazado Potemkin" (menuda ironía... a semejante ciudadano americano).

Pero lo cierto es que la filmografía de Wilder no empezó siendo precisamente puro humor: "Cinco tumbas para el Cairo", "Perdición", "El crepúsculo de los Dioses", "Testigo de cargo"... incluso dentro de sus posteriores comedias pasamos de la crítica más sátira a la sociedad americana "Primera plana" a el lado más contrapuesto políticamente hablando "Un, dos , tres"; del cinismo de "En bandeja de plata" a la ternura e idealismo de "¿Qué paso entre mi padre y tu madre?" o "El apartamento". Esto nos da a entender, que a pesar de su declarado amor al más puro estilo de vida americano: "Del mismo modo que todo el mundo odia a Estados Unidos, todo Estados Unidos odia a Hollywood. Existe el profundo prejuicio de que todos nosotros somos tipos superficiales que ganamos diez mil dólares a la semana y que no pagamos impuestos; que nos tiramos a todas las chicas; que tenemos profesores en casa que dan clases a nuestros hijos de cómo subirse a los árboles; que cada uno de nosotros tiene dieciséis criados y que todos conducimos un Maserati. Pues sí, todo esto es verdad. ¡Aunque os muráis de envidia!"; nos encontramos ante una personalidad más interesante y profunda de lo que sus últimas películas parecen mostrar. Una cosa es segura, siempre llevó a cabo su famoso lema sobre cómo hacer películas : "Si el Cine consigue que un individuo olvide por dos segundos que ha aparcado mal el coche, no ha pagado la factura del gas o ha tenido una discusión con su jefe, entonces el Cine ha alcanzado su objetivo".
En resumen, a mi modo de ver, Billy Wilder estaba muy por encima de unas u otras consideraciones morales y políticas, vivió como siempre quiso y escribió guiones de cine como jamás nadie lo ha hecho y es por eso precisamente por lo que su genio siempre será recordado.

"Recuerda que eres tan bueno como lo mejor que hayas hecho en tu vida"
Billy Wilder


domingo, 7 de febrero de 2010

¡Yo de mayor quiero ser como los hermanos Marx!


Yo de mayor quiero ser como los hermanos Marx... quiero que mi vida sea una continua sucesión de situaciones disparatadas, que la originalidad y el absurdo distinga mi vida de las demás, rutinarias e insoportables. Quiero en cada momento disfrutar, innovar y desafiar a los comportamientos previamente establecidos que me producen tal aburrimiento...

Quiero ver otra vez "Una noche en la ópera" y aprender a vivir como siempre quise.

PD: Por favor pinchad el enlace.

Apocalipsis Now



¿Cree usted que el infierno es algo atemporal, algo que se encuentra en un recóndito escondite del más allá? No y rotundamente no. El infierno es algo creado por nosotros mismos, los hombres... Dios o el demonio no son tan retorcidos como para imaginar que la condición humana llegue a límites tan insospechados y sobrecogedores...no puede ser posible.

Esta es la sensación que puede usted tener al final de Apocalipsis Now.

La obra maestra de Coppola (lo siento por los fans de El Padrino) narra la historia del capitán Willard (Martin Sheen), el cual es enviado a Vietnam a un lugar de la jungla donde deberá localizar y matar al Coronel Kurtz (Marlon Brando), un ex boina verde que ha organizado su propio ejército y se deja adorar por los nativos.

Coppola decidió muy acertadamente adaptar por fin a la gran pantalla la novela "El corazón de las tinieblas", proyecto abandonado en su momento por su Dios personal "Orson Welles". Y el resultado ¡tras tres años de trabajo e innumerables problemas! es donde por fin alguien consigue proyectar el mismísimo infierno (al igual que Charles Laughton consiguió rodar el miedo en "La noche del cazador" o Stanley Kubrick rodó por primera vez y sin paliativos la violencia en "La naranja mecánica").

El genial director italoamericano plantea la película como el descenso a los infiernos del capitán Willard, un nuevo Dante que a medida que atraviesa la selva y observa el horror, el caos creado por la guerra (algo que acaba matando o volviendo locos a muchos de sus hombres) se va dando cuenta de que no cabe otra opción y que su destino final es conocer la maldad personificada. No tiene escapatoria... él mismo entiende que en el momento en el que se encuentre frente a frente con el coronel Kurtz, se verá reflejado en Él. El infierno se ha apoderado de su mente y lo deshumanizará por completo, como al antaño ejemplar coronel... la vanidad, la crueldad sin motivo y la locura lo invadirán. Ni Dante pudo imaginar algo similar.

La respuesta de Cannes a la esperada película fue: "La cinta no pretende enseñar la guerra de Vietnam, es la misma guerra de Vietnam..."
El rodaje, por supuesto, también fue una increíble agonía...entre otras muchos inconvenientes, Martin Sheen estuvo a punto de morir de un ataque al corazón durante el mismo... pero concluyó con una obra que sin duda pasó a la historia del cine. El comienzo de la película con el despertar en soledad y en su habitación durante la guerra del protagonista mientras suena "The end" de The Doors es sencillamente sobrecogedor, y la escena del bombardeo de los helicópteros con la cabalgata de las Valkirias de Wagner de fondo es historia del séptimo arte.

Solo me queda deciros que la veais de nuevo, ya que seguramente todos lo habréis hecho alguna vez, adentraros una vez más en los diversos niveles del infierno de Dante (Coppola) y miréis por última vez a Brando a los ojos mientras os dice: "No me juzguéis, el infierno está en mi cabeza, fue producido por todo lo que vi y sentí... y ya nada tiene remedio..." "This is the end... my only friend...the end"