domingo, 21 de abril de 2013

Amor y letras

La segunda pelicula como director y actor de Josh Radnor (el ñoño prota de Como conocí a vuestra madre dicho con todo mi ñoño cariño) sigue la buena estela dejada tras su ópera prima "Happythankyoumoreplease". Indudable que estamos ante un joven director que quiere dejar su sello personal pronto y al que solo le interesará triunfar o "no" con ese "su" tipo de películas en las que he creido reconocer que siempre pasa a disertir sobre sus eternas obsesiones; es decir, la madurez, la crisis de los cuarenta, el amor, la resignación a la vida y el inexorable y rápido paso del tiempo. En fin, nada nuevo, vuelta de tuerca al trendin topic de nuestras vidas.

 En ambas películas, así como en la serie, Radnor muestra sin tapujos su enamoramiento de la ciudad de Nueva York, de la lectura y de la música. Os suena, si claro; más inevitble es entonces escuchar las consiguientes críticas de los más bajos oportunistas sin escrúpulos en la sección de turno, léase: "este joven snob aprendiz de turno de Woody Allen consigue buenas
y entretenidas películas cuyos soportables y a veces algo interesantes diálogos carecen del genio de su predecesor".

Sí, puede ser cierto, el tema carece de originalidad, no hay un atisbo de esa ironía y cinismo que ha hecho inmortal a Woody Allen, pero seamos honestos señores, no es eso lo que Radnor pretende: Ni siquiere pretende sacar oro de la prolongación de su personaje en la exitosa serie, como otros muchos piensan, yo estoy completamente seguro que ese Radnor actor y director difiere poco del Radnor real. En eso amigos, sí se parece a Woody Allen, se llama honestidad y creo que deberiammos ponerlo por fin en nuestra escala de valores por encima del genio. Me encanta Woody Allen, ya lo dije aquí, pero tengo casi treinta y cinco años, y como pienso mucho, soy profesor y veo lo que pasa a mi alrededor, me temo que mi cerebro solo puede ya administrar una ínfima cantidad de ironía. Algo sincero y con buenas intenciones es lo mejor que alguien puede ofrecerme para echarme a la boca. Esos snobs (utilizanbo bien el adjetivo ahora) crítcos de cine que balbucean semejantes improperios están demasiados cegados en su propio snobismo para darse cuenta de que Radnor no quiere hacer de Woody Allen. También se dice que los temas son poco originales y demasiados obvios en sus películas. Sí claro que lo es, no te jode. La verdad es que John Ford es un director malísimo porque en "Dos cabalgan juntos" y "Río Bravo" la amistad y la lealtad son tan obvios que parece una peli de fresa. Perdón por ser irónico.

¿La peli? Ah! Sí, bueno, es decir, em..... joven, maduro, solitario, neoyorquino, crisis de los cuarenta, profesor de literatura, taciturno, romántico, ¿snob? NO, vuelve a la tranquila y bucólica universidad en la que estudió para asistir a la jubilación de uno de sus profesores favoritos stop conoce a una joven estudiante y se enamora stop reflexiones stop conversaciones interesantes stop música y literatura stop Esto para los críticos. Para mí una real muestra de fresca reflexión sobre el tema que nos preocupa a todos, a saber, EL PASO DEL TIEMPO. Si señor, la duda, ahora que hago, yo al menos me lo pregunto, madurar es sinónimo de resignación?.

Volvieno a AMOR Y LETRAS y para acabar, es esa falta de ambición de la misma lo que la hace tran cercanamente cierta y sincera, Radnor no habla de Woody Allen, habla de él, malditos necios, y como obra sincera y amena me gusta, me gustan los diálogos y me gusta que la película sin solucionar nada deje en mí no obstante, eso sí tiene mérito, una sincera sonrisa de optimismo y me haya entretenido bien en este maldito domingo de resaca. Todo fluye porque es honesto; ya he visto mucho señores, creedme, soy profesor, voy a sitios de gafapastas y escucho música indie? jaja... La genialidad está sobrevalorada, mucha veces confundida y las más, tomada por préstamo burdamente; prefiero la honestidad y las personas que se conocen a sí mismas.

Por cierto, a Radnor le gustan las camisas con dibujitos.




viernes, 28 de octubre de 2011

El rayo verde





"Quien llegue a ver el Rayo Verde será capaz de ver en el corazón de las personas y en el suyo propio y conocer el amor Verdadero"

Nouvelle Vague: denominación que la crítica utilizó para designar un grupo de cineastas franceses surgidos a finales de la década de 1950. Los nuevos realizadores reaccionaron contra las estructuras que el cine francés y americano imponían hasta ese momento y, postularon como máxima aspiración, no sólo la libertad de expresión, sino también la libertad técnica en el campo de la producción fílmica. Apostaron por films más realistas y cotidianos de bajo presupuesto y pretensión comercial.

¿Es la Nouvelle Vague una verdadera revolución cinematográfica sin la que es posible entender el cine posterior, o se trata más bien de otro bautismo falso, el enésimo empleo del comercial término "nueva ola" en diversas épocas y artes varios?. Muchos piensan en la sobrevaloración del cine francés de esa época y aceptan para sí la idea de que la llamada "Nouvelle Vague"" no es más que otro capricho de ciertos hijos de papá snobs por hacer cine de una forma diferente (pues menuda oroginalidad); y este término es usado por ciertos pedantes pseudointelectuales que cuando nombran "Los 400 golpes" de Truffaut exigen que te pongas de rodillas y alabes su increible sapiencia cinematográfica. ¿Vale todo en la experimentación con el lenguaje cinematográfico?

Tratemos de arrojar algo de luz al respecto. Como ya sabeis, yo no me pongo nunca en ningún extremo, puedo presumir siempre de una cierta objetividad, y citaré por lo tanto algunos directores y títulos aislados para dar a entender, en mi opinión, lo que es y no es truco y verdad en la famosa nueva ola francesa cinematográfica.

Truffaut, Rohmer, Godard... todo el mundo coincide en situar a "Los 400 golpes" como el pistoletazo de salida de esta corriente artística, y otros tantos no se cansan de adorar a Godard como su verdadero gurú, lo cual aderezado con su declarado y demostrado activismo político al lado del Partido Comunista y de la revolución cultural China, hacen los mimbres adecuados para convertirlo en poco menos que un Dios particular. "Al final de la escapada" tiene una frescura y un estilo narrativo novedoso que no podemos obviar, pero algunos de sus films posteriores como "Vivir su vida" , "Banda aparte" o "Pierrot el loco", a pesar de innovar grandilocuentemente con las técnicas cinematográficas (racords a destiempo, uso anárquico del sonido y música, encuadres diversos e imposibles, técnicas narrativas varias y mezcladas...); al verlo todo en conjunto... carece de sentido. Las películas son un bloque, una idea preconcebida, y cuando Godard acaba por montar la obra, nos encontramos ante una insidiosa amalgama de tomas e imagenes inanimadas cuya historia está desmembrada, perdiendo así todo el interés. Siempre diré, no obstante, que sus temas filosóficos, políticos y existenciales son sublimes. Godard es un ensayista, un poeta, un filósofo, pero nunca será un director de cine. Lo siento mucho por algunos.

Y Rohmer? me dije. Busqué en internet... foros, filmografía, bigrafía... Rohmer clasifica sus películas en series. Seis de ellas están encuadradas en lo que él llama "Cuentos morales y proverbios". He visto cuatro: "La coleccionista", "Pauline en la playa", "El rayo verde" y "Mi noche con Maud". Otra serie es "Cuentos" y ahí he tenido la fortuna de ver "Cuento de invierno". No analizaré cada uno de estos títulos aparte porque necesitaría un post para cada uno y me quedaría corto. Lo cierto es que el estilo narrativo y estético de Rohmer sí se solidifica en cada film perfectamente. Su naturalidad, sin perder originaliad, su sencillez y belleza sí encuadran perfectamente sus películas. Sus guiones son existencialistas e intimistas y se asientan perfectamente y su forma de rodar es perfectamente reconocible: tomas cercanas en primera persona (a veces parecen más entrevistas y disertaciones personales o ensayos), uso del color excepcional y bellísimo, fotografía excelente y cuando la cámara se mueve lo hace con sentido y ningún movimiento sobra ni es en falso...

Por supuesto, los temas expuestos son los mismos que los de sus contemporáneos:

Mi noche con Maud: un intelectual cristiano entre el engaño propio y los remordimientos, lucha contra sí mismo y su esencia, el deseo, lo natural, lo divino, las mujeres, el arrepentimiento, sus diálogos con su amigo filósofo comunista, la sociedad, la política, surge el Pascal matemático y religioso...
La coleccionista: dos snobs (en el buen sentido de la palabra) y una joven y preciosa chica comparten una agradable casa de verano en el campo... la belleza, Literatura, el sexo, jugar con las personas, ¿es mejor la soledad intelectual fuera de un mundo ignorante e hipócrita o somos esencialmente seres sociales?
El rayo verde: film más intimista que trata hechos mas cotidianos y bajos (llamémosle así)... la soledad, la incomprensión, la búsqueda de la verdad, del amor propio...
Cuento de invierno: fábula exquisita de la búsqueda del amor verdadero...

La diferencia estriba en que con Rohmer, estos temas, LOS TEMAS, pasan de la Literatura al Cine de manera existosa llegando los filmes a buen puerto. Todo casa de una forma preciosa como en una complicada fórmula matemática que al final es resoluble.

Las películas de Rohmer me parecen un ejrcicio de sinceridad encomiables, poseen una naturalidad y certeza absorventes. Una valentía al hacer cine que me ha estremecido. Rohmer filma la vida misma sin artificios ni engaños (que aprendan otros). Nosotros vivimos sus películas.


En conclusión, abajo con la generalidad del término Nouvelle Vague, odio la sempiterna pedanteriá intelectual francesa. Honestamente, me quedo con Eric Rohmer.

Usted tiene dos cosas que perder: la verdad y el bien, y dos cosas que comprometer: su razón y su voluntad, su conocimiento y su bienaventuranza; y su naturaleza posee dos cosas de las que debe huir: el error y la miseria. Su razón no está más dañada, eligiendo la una o la otra, puesto que es necesario elegir. He aquí un punto vacío. ¿Pero su bienaventuranza? Vamos a pesar la ganancia y la pérdida, eligiendo cruz (de cara o cruz) para el hecho de que Dios existe. Estimemos estos dos casos: si usted gana, usted gana todo; si usted pierde, usted no pierde nada. Apueste usted que Él existe, sin titubear.

Blaise Pascal (1670)

lunes, 12 de septiembre de 2011

Las invasiones bárbaras



La razón que me lleva a escribir en el blog un año después, espero no volver a dejarlo mucho tiempo... es una cinta canadiense del 2003: "Las invasiones bárbaras", óscar a la mejor película extranjera dicho año. Ya había oído hablar de ella y hace unos días me decidí a verla... En fin, ¿por dónde empezar?

Si me dijeran de entrada que intente imaginar una película que trata de encontrar respuestas y en la que tengan buena cabida temas tan interesantes y dispares como la decadencia económica y ética de la sociedad americana (del mundo occidental por extensión), la Historia, la revolución cultural, la política, las relaciones personales y familiares, la amistad, la fidelidad, el amor, las drogas, la muerte, ¿cómo vivir?... el sentido de todo... le diría que es un loco pretencioso o peor: un incorregible con demasiado tiempo libre buscando infructuosamente respuestas inexistentes. ¿O no?

Las invasiones bárbaras no trata de buscar esas soluciones, ni de hacer demasiados juicios morales al respecto (ya dije en más de una ocasión que dicho cometido es difícil, si no imposible), pero nos retrata una situación lo bastante idónea como para disfrutar de unos pensamientos y diálogos que disertan sobre todo ello, quizás de una manera muy resumida en ocasiones (no hay más remedio) o pasando de puntillas sobre otros tantos temas lo suficientemente densos como para merecer ese trato. Esa, estoy seguro, es una razón que muchos usarán para decir que es una película a medias. No obstante, la frescura y valentía de la cinta corrigen en gran medida tales carencias.

Como buena película franco-canadiense, hereda algo de sus ilustrísimos antepasados... frescura y realismo de goddard, intimismo de truffaut y sobre todo, ese toque made in eric rohmer sobre las difíles y, en ocasiones, tormentosas relaciones familiares. Sí, ya lo sé, es decir mucho para una sola obra... pero hacía tiempo que no me encontraba frente a frente con algo tan verídico y real que no parece cine, algo que te saca de las entrañas tales sensaciones tan familiares, para acabar diciendo una frase tan pueril y tópica como "la vida es así". Joder, ¡qué complicado y fácil al mismo tiempo! ¡qué obvio y aún así hermoso!

Ya habréis observado que no he dicho ni una palabra sobre la trama.. ¿acaso importa?
¡Solo importa que la veáis y disfrutéis como siempre!

"Al contrario de lo que mucha gente piensa el siglo XX no ha sido particularmente sangriento. Las guerras han generado 100 millones de muertos. Eso es una cifra generalmente aceptada. Añade 10 millones más para el Gulag Ruso. La mafia China, no lo sabremos nunca, pero digamos un millón. Eso nos da 130 o 135 millones de muertos. No es muy impresionante si pensamos que en el siglo XVI los españole y los portugueses han conseguido, sin cámara de gas, ni bombas hacer desaparecer 150 millones de indígenas de América Latina. Es mucho trabajo hermana, 150 Millones de personas a la hacha. Diríamos que tenían el apoyo de su iglesia, pero igualmente es un buen trabajo. A tal punto, que en América del Norte; los holandeses, los ingleses, los franceses y eventualmente los americanos se inspiraron y degollaron a su vez a otros 50 millones. 200 millones de muertos en total. La mayor masacre de la humanidad ocurrió aquí, alrededor nuestro. Y sin el mínimo museo del Holocausto. La historia de la Humanidad, hermana, es una historia de horrores"

Las invasiones bárbaras

martes, 20 de abril de 2010

Cine de los setenta


Siempre habíamos elegido las películas en torno a una cierta temática pero nunca las habíamos seleccionado atendiendo a la época, así que pensando un poco decidimos que los convulsos años setenta (al igual que en la música) produjeron inolvidables filmes y supusieron, probablemente, la época más fructífera e innovadora en cuanto al séptimo arte se refiere.

Creo que la selección es bastante recomendable y el lógico énfasis que cada presentador pondrá en su particular elección producirán un estupendo cierre a nuestro amado club este año. Pinchad en el cartel para ver mejor las fechas. ¡Animaros!

domingo, 4 de abril de 2010

Rollerball

He recibido por e-mail una petición de mi querido y admirado Pedro Jesús sobre si quería publicarle la siguiente entrada referente a una película que a mí también , amigo Peter, me encanta y fascina: "Rollerball".
Así que, no solo no me importa, sino que me llega de orgullo y satisfacción publicar tu artículo.
Y lo haré con cualquier contribución que hagáis con las siguientes condiciones: seáis amigo, lector del blog y tengáis la sapiencia propia de sociólogos como Peter. Un saludo hermano y ¡Gracias!



Ayer vi una película de 1975 que me impacto y me dejo una sensación de desasosiego. Era Rollerball, una peli que giraba en torno a un juego imaginario donde se enfrentaban dos equipos cada uno de los cuales contaba con jugadores sobre patines y en moto y tenían que meter una bola de acero en la "portería" del equipo rival que era una especie de cono con un campo magnético que atraía la bola cuando entraba en su campo de acción. La liga era internacional y en ella se enfrentaban equipos de grandes ciudades del mundo controlados por grandes corporaciones mundiales como Houston, Madrid, Tokio y Nueva York.

El juego en principio tenia sus reglas aunque era tremendamente sangriento, pero a medida que se acercan a la final la reglas comienzan a cambiar. Hasta aquí todo normal. Pero bajo este juego del futuro se esconde una nueva forma de organización mundial tanto a nivel económico y nivel social. Un mundo dividido socialmente entre ejecutivos y no ejecutivos donde estos últimos solo pueden elegir entre ser esclavos obedientes teniendo todas sus comodidades materiales cubiertas o la muerte. La gran corporación lo controla todo: energía, transportes, vivienda, mercado, etc. Rollerball es una película de gladiadores del siglo XXI donde los luchadores son los jugadores y los emperadores son los ejecutivos que deciden cuando viven y cuando deben morir.

Es una historia de esclavitud moderna donde se clasifica a las personas, cuyos aspectos de su vida son todos controlados. A imagen de los regímenes dictatoriales de la historia el acceso a la información esta restringido para evitar que se propaguen teorías redentoras y por supuesto no se puede conseguir información sobre quien son los gobernantes y como llegaron al poder. Una sociedad en la que los hombres viven más como animales que como personas. La supervivencia es cosa de obediencia y trabajo e incluso el derecho de pernada esta vigente. Así le ocurre a Jonathan, el protagonista, que ve como su mujer es reclamada por un ejecutivo y tiene que ceder a sus pretensiones.

Desgraciadamente el desarrollo de los acontecimientos desde 1975 a la actualidad nos acerca más al mundo imaginado por Norman Jewison de lo deseable: los estados pierden fuerza ante los intereses de las multinacionales, los ejecutivos de las corporaciones a veces tienen más poder que los propios politicos (Florentino, Botín...), la capacidad de tener un sueño placentero esta supeditado a una pastilla y los indivudios viven aislados en su mundo de comodidad y tecnología. La inoperancia de los gobiernos nacionales para resolver los problemas económicos en estos momentos de crisis es la prueba más palpable de que no son ellos los que tienen la sartén por el mango y son meros ejecutores de las voluntades de los ejecutivos que están en un peldaño superior en la pirámide del poder.

Lo peor de todo y como dijo Spinoza: "Los hombres luchan por su esclavitud como si se tratase de su libertad". Pedro Jesús Toril.

martes, 23 de marzo de 2010

Woody Allen y Nueva York



Me gusta Woody Allen por muchas razones, pero el motivo de más peso que puede que explique mi admiración por él y por otros tantos genios del cine, es su increíble capacidad para decir sin necesidad de eufemismos ni gestos políticamente correctos (otra de las malditas plagas actuales), verdades como puños.

¿Cómo no gustarme alguien que comprende mejor que el resto de los mortales la terrible incongruencia de muchas de las situaciones cotidianas que aceptamos como normales? Alguien que es capaz de darse cuenta de lo absurdo que hay en muchos de nuestros comportamientos. Alguien que es capaz de analizar como nadie las relaciones humanas, la sociedad, las distintas razas, las guerras y sus causas, la historia... de una forma científica y objetiva... para acabar mirando el mundo desde un punto de vista más personal y sacarte, unas veces un suspiro de melancolía y resignación, y otras tantas una sonrisa irónica o carcajada inevitable. Eso es la definición de genio inconfundible.

Woody Allen nació en su amado Nueva York el 1 de diciembre de 1935, de familia de origen judío. Durante su infancia aprendió a tocar el violín y el clarinete. Su amor por la música (probablemente igual a su amor al cine) le ayudó bastante en las posteriores elecciones de las bandas sonoras para sus películas. Las posibilidades que se le ofrecían al pertenecer a la clase neoyorquina acomodada le permitieron ver toda clase de cine, y su increíble inteligencia hicieron el resto para poder empaparse de lo mejor del séptimo arte y poder admirar a sus particulares dioses: Welles, Bergman y Kubrick; gigantes comparados con él según sus propias palabras "Soy lo suficientemente bajo y feo como para triunfar por mí mismo".

A pesar de comenzar su carrera como humorista escribiendo monólogos, no podía tardar mucho en realizar sus primeros filmes: "El dormilón", "Bananas", "La última noche de Boris Grushenko"... comedias desternillantes donde los geniales gags conviven de forma perfecta con sus sempiternas obsesiones sexuales, sociales, existenciales... no podía quedar en comedia... Poco después abrió su parte más introspectiva y realizó su eterna obra maestra "Annie Hall", aunque yo prefiera "Manhattan"; dos perlas del séptimo arte que resumen perfectamente quién es Woody Allen: el mejor exponente de filósofo contemporáneo capaz de reírse de todo, incluso de él mismo , sin perder un ápice de verdad y agonía en sus palabras. ¿Cómo no ser un lamentable neurótico si se es capaz de ver y entender lo que él ve? Jamás se cansará de nombrar a Nietzsche, Groucho, Freud...

Su cine lo tiene todo: realismo, tratado con humor e ironía... existencialismo, tratado con humor e ironía, la vida tratada con humor e ironía, las relaciones y el sexo tratados con humor e ironía... ¿pero es que acaso no tiene este genio esa parte romántica que tanto critica él mismo, cuestionando incluso su existencia?. Pues sí, ese pequeño recodo que escapa a su parte racional se llama Nueva York (Manhattan), ciudad y barrio que retratará y homenajeará en el resto de su prolífica y excelente filmografía, lo cual comprendí al sentarme en un banco de Brooklyn con Antonio y Nacho para contemplar las luces de la gran manzana, ese mismo lugar del famoso fotograma de "Manhattan".

¿Qué Woody Allen preferís? ¿Ese odioso enano neurótico y racional capaz de ironizar y reírse de todo, hasta de sus propios orígenes?, ¿o al entrañable, pequeño, irracional e indefenso hombre amante de la música, del cine, de Manhattan, de la vida...? Entended como yo que son dos caras de la misma persona y que todos presentamos la misma dualidad. Sacad siempre que podáis la segunda. ¡Hasta pronto!.

"Yo fui expulsado en el colegio por copiar en el examen de metafísica: miré en el alma del muchacho que se sentaba al lado de mí"
Woody Allen
Un último favor, queridos lectores: Pinchad el siguiente enlace: Comienzo "Annie Hall"

martes, 16 de marzo de 2010

El pequeño gran hombre


Dustin Hoffman, al igual que muchos actores de esa maravillosa generación (finales de los sesenta y principios de los setenta) como Al Pacino, Robert de Niro, John Voight,... quizá haya visto mermada su merecida reputación con nombres de filmes de las dos últimas décadas que no estaban a la altura de semejantes monstruos interpretativos.

Pero echemos un vistazo a sus primeros papeles: "El graduado", "Cowboy de medianoche", "Perros de paja", "Papillon", "Lenny", "Todos los hombres del presidente", "Marathon man", "Kramer contra Kramer" y "Tootsie"!!! y entonces pocos se atreverán a negar la variedad y calidad de las interpretaciones y películas en las que Dustin Hoffman participó. En la década de los setenta (nuestro próximo ciclo del cine-club por cierto) trabajó en buena parte de las mejores obras de esa estupenda e innovadora época y con muchos de sus mejores directores contemporáneos: Mike Nichols, Sam Peckinpah, Sidney Pollack, John Schlesinger... Y si hablamos de premios, cuenta con nada menos que siete nominaciones a los Oscars (logrando dos estatuillas) y ¡catorce! a los Globos de Oro (consiguiendo nada menos que seis).

Los hermanos Galán me dijeron una vez que les parecía un actor algo sobrevalorado y con un estilo interpretativo harto sobreactuado. Es curioso que a mi me resulte todo lo contrario, y no entiendo como en otros actores (por ejemplo Jack Nicholson) la sobreactuación sí se considera una virtud interpretativa que incluso caracteriza y da mérito a quien la usa. Repasad de nuevo la lista de películas que he nombrado antes y decidme si se trata de un actor en realidad sobreactuado que recurre a infinidad de tics para caracterizar todos sus personajes, al contrario, pienso que se trata del mejor exponente de actor de método que es capaz de mimetizarse para adentrarse de la mejor manera posible en cada uno de sus personajes.

Hace poco leí en alguna parte que mantiene hace tiempo una sana rivalidad interpretativa con Al Pacino. Me alegro, porque para mí son superiores a Robert de Niro y Jack Nicholson, esos sí exageran sus personajes.

¿Qué prefiero de su filmografía? Si echáis un vistazo a sus papeles en "Perros de paja" y "Tootsie" os daréis cuenta de la versatilidad de sus interpretaciones. Imposible no admirar y conmoverse ante su papel como Michael-Dorothy en la comedia de Pollack.

Dustin Hoffman es alguien a quien Lawrence Olivier, celoso o asombrado, tuvo que recordarle que el trabajo interpretativo es actuar, sin necesidad de dejarse la vida en ello. Os referiré la mítica anécdota ocurrida durante el rodaje de "Marathon Man". En una de las escenas finales Dustin tenía que aparecer absolutamente agotado, y ese día se presentó en el plató con un aspecto lamentable. Lawrence le preguntó:

-¿Qué te pasa Dustincillo?
-Nada, que como hoy tengo la escena en la que estoy agotado, no he dormido en toda la noche y además, he venido desde e l hotel corriendo. Así me meto mejor en la piel del personaje.
-Ah... Y, ¿por qué no lo interpretas?

Son dos maneras de entender el oficio, Dustin seguía el "método" y Lawrence era actor. Pero yo me pregunto, ¿qué es en realidad ser actor?

Nos metemos de lleno en la discusión de la valía del famoso método Stanislavski, y aunque mucha gente piensa que la anterior situación supone el triunfo de un verdadero actor como Lawrence Olivier sobre Dustin Hoffman, yo siempre la consideré como un ejemplo de la gran admiración que el mismísimo Sir Lawrence sentía por el pequeño gran hombre.

Desde aquí mi pequeño homenaje a este gran actor, que a pesar de no contar con un físico carismático y atrayente como Robert Redford o Paul Newman, consiguió hacerse un hueco en el selecto club de los más grandes, dejando en mi retina escenas inolvidables, eso es lo que cuenta...

Paseando por Central Park lo recordamos corriendo en "Marathon Man", ¿verdad Galanos? ¡Hasta pronto!

"He sido mejor hombre contigo como mujer de lo que nunca había sido con una mujer como hombre."
Tootsie
Dustin Hoffman