
Como parece que ultimamente estamos algo existencialistas, ¿verdad Mario, Picón, Esther?... os voy a hablar hoy del mítico director escandinavo Ingmar Bergman y de la última película suya que he tenido oportunidad de ver: "Como en un espejo".
Es probable que la mayor parte del mundo lo recuerde por su magnífica y mítica obra "El séptimo sello" (filme de los que, como ya dije en una ocasión, ha traspasado los límites del arte cinematográfico para convertirse en un icono estético y temático dentro de la filosofía más existencialista y desesperanzadora). La temprana afición de Bergman al teatro y sobre todo su profunda admiración por Henrik Ibsen y August Strindberg, unidos a su complejo mundo interior , formaron los mimbres necesarios para crear uno de los directores más metafísicos que jamás ha existido.
En su obra, a pesar de la lógica y sana evolución, nos encontraremos siempre, en constante flotación, los temas que tanto le apasionaban y obsesionaban: Dios, el Demonio, la muerte, la vida, el dolor y el amor; y todo ello envuelto en una ambientación claustrofóbica, enigmática y mágica también. A Bergman no le interesaban los problemas mundanos, sus viajes eran siempre al interior del alma humana y es allí donde consigue estremecernos a todos.
Por eso sus películas son en blanco y negro (para darle la necesaria siniestralidad), influenciadas por el expresionismo, y de ritmo extremadamente lento, para esperar a que el espectador reflexione sobre cada secuencia, cada diálogo... ver una obra suyo supone un ejercicio demasiado difícil y profundo como para darle la velocidad propia del cine actual. ¿Estamos quizás ante el James Joyce del cine?
Para mí, el mejor ejemplo del excelente y prolífico trabajo de Bergman es "Como en un espejo", la película que probablemente mejor retrate las obsesiones del director. No quiero, una vez más, hablaros de ella. Os prometo que no es falsa modestia, si Woody Allen dijo que no ha habido ni habrá humano que exprese el más profundo existencialismo mejor que Bergman, no seré yo el irreverente atrevido que lo haga. Eso sí, preparaos para un costoso ejercicio que una vez que se consigue descifrar, provocará en vosotros la más profunda admiración y sorpresa. Hasta pronto.
Es probable que la mayor parte del mundo lo recuerde por su magnífica y mítica obra "El séptimo sello" (filme de los que, como ya dije en una ocasión, ha traspasado los límites del arte cinematográfico para convertirse en un icono estético y temático dentro de la filosofía más existencialista y desesperanzadora). La temprana afición de Bergman al teatro y sobre todo su profunda admiración por Henrik Ibsen y August Strindberg, unidos a su complejo mundo interior , formaron los mimbres necesarios para crear uno de los directores más metafísicos que jamás ha existido.
En su obra, a pesar de la lógica y sana evolución, nos encontraremos siempre, en constante flotación, los temas que tanto le apasionaban y obsesionaban: Dios, el Demonio, la muerte, la vida, el dolor y el amor; y todo ello envuelto en una ambientación claustrofóbica, enigmática y mágica también. A Bergman no le interesaban los problemas mundanos, sus viajes eran siempre al interior del alma humana y es allí donde consigue estremecernos a todos.
Por eso sus películas son en blanco y negro (para darle la necesaria siniestralidad), influenciadas por el expresionismo, y de ritmo extremadamente lento, para esperar a que el espectador reflexione sobre cada secuencia, cada diálogo... ver una obra suyo supone un ejercicio demasiado difícil y profundo como para darle la velocidad propia del cine actual. ¿Estamos quizás ante el James Joyce del cine?
Para mí, el mejor ejemplo del excelente y prolífico trabajo de Bergman es "Como en un espejo", la película que probablemente mejor retrate las obsesiones del director. No quiero, una vez más, hablaros de ella. Os prometo que no es falsa modestia, si Woody Allen dijo que no ha habido ni habrá humano que exprese el más profundo existencialismo mejor que Bergman, no seré yo el irreverente atrevido que lo haga. Eso sí, preparaos para un costoso ejercicio que una vez que se consigue descifrar, provocará en vosotros la más profunda admiración y sorpresa. Hasta pronto.
"En Como en un espejo se sostiene que toda idea de Dios creada por seres humanos produce necesariamente un monstruo"
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