viernes, 12 de marzo de 2010

La mujer del cuadro


Todo el mundo suele relacionar la época dorada del cine americano con los años treinta y cuarenta, épocas de esplendor para el cine optimista de Capra, las primeras comedias de Howard Hawks y sobre todo para el magistral cine llamado "negro" con sus atrayentes antihéroes desafiando las leyes de la lógica-práctica para crear su propia moralidad por encima del resto de los mortales: la imagen de Humphrey Bogart cigarro en boca llamando a Lauren Bacall...

Probablemente la mayor parte de la gente coincidirá en señalar "El sueño eterno" y "Tener y no tener" de Howard Hawks; "Cayo largo", "El halcón maltés" y "La jungla de asfalto" de John Huston; "Casablanca" de Michael Curtiz o la inmejorable "Perdición" del maestro Billy Wilder como máximos exponentes del citado género; pero yo rescataré, una vez más, mis dos preciadas joyas personales: "Perversidad" y "La mujer del cuadro" dirigidas por el arquitecto del cine Fritz Lang.

No os hablaré ahora del genial director vienés, mejor revisad la entrada "Oscuridad, luces y sombras" donde comento el cine expresionista alemán de los años veinte y de la enorme influencia de su estética cautivadora en filmes tales como "Metrópolis", "Nosferatu", "Las tres luces", "El gabinete del doctor Caligari"... los responsables: Fritz Lang, Murnau, Wiene, Pabst...

Pero cuando mi admirado Lang tuvo que huir de Europa al comenzar la ascensión de Hitler al poder, rechazando incluso la dirección de los estudios alemanes de la UFA a petición del mismísimo tercer Reich, llegó a Hollywood y encontró otra manera de entender el cine, otra finalidad, otros géneros... y quizás llego a comprender lo fácil que fue para semejante genio (creador otrora de obras socialmente tan comprometidas y estéticamente tan innovadoras) coger buenos guiones (en esa época abundaban más que hoy la telebasura) y hacer excelentes películas de cine negro (estoy seguro que un género menor para él).

Así nació "Perversidad" y "La mujer del cuadro", en mi opinión superiores a las anteriormente nombradas porque unen un buen guión y un magnífico trabajo de Edward G. Robinsn y Joan Bennett con el sello personal que supone la particular forma de rodar del arquitecto: atmósferas agobiantes, planos y movimientos de cámara sorprendentes y utilización perfecta de la luz y las sombras.

¡Vaya! pero si yo quería hablaros de "La mujer del cuadro"... mejor vedla vosotros mismos y disfrutad de una de las cumbres del género policíaco, donde la dirección de Lang y el talento de Robinson se unen para crear una de las joyas del séptimo arte. Buen provecho amigos.

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