jueves, 4 de marzo de 2010

Esplendor en la hierba


Sin duda la película que mejor y de manera más hermosa narra el increíble esplendor que todos sentimos en nuestra juventud, ese sentimiento de infinita ingenuidad e inocencia al descubrir la belleza de las cosas, el amor, la felicidad... para después hacernos caer en el profundo pozo de la certeza que supone saber que todo es efímero y que solo quedan los recuerdos... es "Esplendor en la hierba".

No es extraño pensar que Elia Kazan ("Un tranvía llamado deseo", "Viva Zapata", "La ley del silencio", "Al este del edén"...) consiguiese trasladar la juventud y la belleza al séptimo arte de la manera más poética posible; y a pesar de la enorme grieta en su expediente que supuso la traición a sus compañeros en la caza de brujas del Mccarthismo; para mí siempre será el director de mayor sensibilidad de la historia... quizás solo igualado por Mankiewicz.

Mi definición de belleza es el rostro enamorado de Natalie Wood en los primeros fotogramas del filme, sus ojos muestran esa inocencia y felicidad que sólo se pueden sentir en un momento concreto de la existencia, algo que no volverá... Esa mirada la convirtió en una estrella y supuso , sin duda, su mejor y más recordada interpretación... algo que para bien y para mal la persiguió hasta el fin de sus días... la película resultó ser el lamentable presagio de la vida tortuosa del rostro más bello e inocente del cine...

Repito otra vez inocencia, porque solo si es es inocente se puede apreciar la auténtica belleza para alcanzar la verdadera felicidad... por favor, no perdáis ese punto de inocencia e ingenuidad... porque cuando lo hagáis os daréis cuenta de que ya jamás volveréis a sentir lo mismo...

Sí, efectivamente, debo admitir que esta película es una de las razones de mi eterna resistencia a crecer, a madurar (maldito eufemismo), a dejar de sentirme joven.

Pero es que la felicidad es por definición efímera, y ese es el contundente mensaje de la película... un sentimiento tan agridulce que te perforará hasta llegar al lugar más recóndito de tu alma...

"Aunque mis ojos ya no puedan ver ese puro destello que me deslumbraba. Aunque ya nada pueda devolverme las horas de esplendor en la hierba, de la gloria en las flores, no debemos afligirnos, pues siempre, la belleza subsiste en el recuerdo"

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