lunes, 22 de febrero de 2010

Ágora


No me gusta pedir opinión sobre alguna película antes de verla, al contrario, prefiero verla por mí mismo sin leer sinopsis y críticas previas. No obstante, antes de visionar la esperada "Ágora" de Amenábar oí en más de una ocasión que era un film que carecía de la frescura y calidad de las anteriores películas del director madrileño.

Me vais a permitir y perdonar que por una vez me ponga un pelín prepotente para deciros que lo siento mucho por aquellas personas que carecen de los conocimientos sociales, históricos e incluso matemáticos necesarios para comprender la cinta de Amenábar en toda su dimensión.

La historia narra de forma formidable un acontecimiento histórico, social y religioso tan importante y tan clave para el desarrollo de nuestra historia, que decir de ella que es una película épica más, sin nada nuevo que aportar e incluso anacrónica... es decir muy poco.
Ya sabéis que me precio de mirar las cosas objetivamente y sin prejuicios, pero he de confesaros que en esta ocasión no pude evitar pensar a raíz de algunos comentarios, que Amenábar se ensañaría con la religión cristiana y con el enorme destrozo que los seguidores de dicha religión (creciente en aquella época) llevarían a cabo con el saber clásico y la biblioteca de Alejandría, convirtiendo una supuesta obra maestra en un acto de subjetivismo y partidismo del que toda buena película debe carecer. Nada más lejos de la realidad. La película nos cuenta sin ningún tipo de adhesión a cierta religión o postura moral, una época clave en la historia mundial... el crecimiento y sustitución de una religión predominante por otra, el derrumbamiento de ciertas bases sociales que serán suplantados por otras... el paso de una moralidad a otra, sin que nada en definitiva realmente importante cambie en el mundo. Ese es el maravilloso mensaje del director. Lo único que cobra importancia es la fe de algunas personas, de la filósofa-matemática Hipatia de Alejandría sobre todo y de su búsqueda incansable de la verdad. Y todo ello lo hace estableciendo continuamente en la cinta diversas metáforas exquisitas cada vez que ella alcanzaba un nuevo descubrimiento o paso hacia su incesante búsqueda de la verdad, de su libertad. Si a ello le añadimos la perfecta realización y guión de Amenábar y su inseparable y magnífico co-guionista Mateo Gil, resulta una película digna de todo elogio. Lo siento mucho por todos aquellos que no han sabido ver todo esto.
Pero claro, para eso es necesario ver el mensaje clave del genial director que dice que las guerras y los odios presentes a lo largo de toda la historia de la humanidad no son producidos ni por dinero ni por amor, sino simplemente por una cosa que todos llamamos satisfacción personal y orgullo en forma de poder. Lo que ocurre, es que ese poder una veces se llama política, otras veces se llama dinero y otras tantas amor y reconocimiento.

La única verdad inconmensurable es la fe y valentía de ciertas personas en buscar la verdad como medio para alcanzar la propia libertad. Es más, incluso el genial director nacido en Chile llega a plantearse esta última importancia de esa infinita búsqueda, al filmar sin palabras y de un modo precioso que el mundo seguirá girando alrededor del sol, y este alrededor de las galaxias y estas alrededor de... hagamos lo que hagamos. Sencillamente maravilloso...

Me molesta... me molesta mucho el ensalzamiento excesivo en ciertos sectores de la profesión, bien quedó plasmado en la gala de los Goya, de la figura de Pedro Almodóvar. No negaré, sería ser cínico, subjetivo y enormemente inepto por mi parte, la enorme calidad de las películas del director manchego, películas de un género inclasificable muy influenciadas por el cine francés de la "nouvelle vague" e italiano como él mismo ha reconocido. Pero para hacer una obra maestra en cada género hay que estar un escalón por encima... en ese lugar donde habita Kubrick y otros muy pocos, y que ahora es ocupado también por Amenábar... (ya sé que Galán dirá al leer la crítica que me estoy otra vez creciendo demasiado, pero ya sabes primo de mi impulsividad cuando veo algo bueno).

Pues bien, como ya predije, el futuro Kubrick ya tiene su "Espartaco" y si sigo sin equivocarme... ahora, o más adelante, preparará una película más metafísica al estilo "2001, una Odisea del espacio". Y otra vez producirá una obra maestra.

Sin más dilación y esperando que el próximo trabajo de Alejandro Amenábar sea mejor entendido o no (me da igual) me despido hasta otra ocasión. ¡Saludos!

1 comentario:

Space Woody/Jagger dijo...

A mí tambien me pareció excesivo el ensalzamiento de Almodovar en los Goya, y eso que yo no soy en absoluto perteneciente al frente antialmodovoriano. Abrazo.