
De todas las inolvidables comedias que rodó el genio del género yo me quedo sin duda con la insuperable "Primera plana".
Sí...sé que es difícil e incluso atrevido nombrar solamente un trabajo dentro de los magníficos veintiséis filmes que rodó y más de sesenta guiones que escribió, pero es en ésta, la antepenúltima de sus direcciones, donde las constantes de su cine de ritmo endiablado, situaciones grotescas, guiones rápidos, perfectamente escritos y enlazados, alcanzan su máximo nivel. Para qué hablar de la actuación de Walter Matthaw y Jack Lemmon... Todo el mundo que ha visto sus interpretaciones piensa que en la vida real tiene los mismos roles, y eso es sin duda, lo mejor que se puede decir de un actor.
Ningún crítico se atreverá a negar que Wilder fue y será el mejor guionista de la historia del cine, pero lo que nunca logré entender es que cómo un director con la suficiente sensibilidad como para rodar la mítica "El crepúsculo de los Dioses" siempre fue tachado de hombre despótico, cínico, arrogante y pragmático. Él mismo se empeñó en dar la razón a semejantes adjetivos con sus eternos ataques a sus contemporáneos directores europeos de cine mucho más simbólico y de otra finalidad. He aquí dos de sus famosas perlas lingüísticas: "Antonioni seguro que es un gran director, un gran artista. Pero en lo que a mí se refiere, soy incapaz de mantenerme despierto". "Sobre Ingmar Bergman debo decir que los críticos no tienen ni idea de lo que está diciendo, pero, pese a todo, les chifla... Existe una asociación internacional de ese tipo de críticos, capaces de extasiarse ante el asno muerto de Cocteau envuelto con telas encima de un piano".
Me encargaré de desmitificar esa merecida o inmerecida fama en la medida de lo posible: Billy Wilder nació en territorio hoy polaco, y tras la ascensión al poder de Hitler (su madre de raíces judías murió en un campo de concentración) se vio obligado a huir a Estados Unidos, donde empezó a trabajar haciendo guiones para la Paramount con su ídolo Ernst Lubitsch. Tras la muerte de este último dijo: "Nos hemos quedado sin Lubitsch. Peor aún, nos hemos quedado sin las películas de Lubitsch". Es verdaderamente elocuente y esclarecedor que la película que inspiró la vocación de Wilder según sus propias palabras fuese "El acorazado Potemkin" (menuda ironía... a semejante ciudadano americano).
Pero lo cierto es que la filmografía de Wilder no empezó siendo precisamente puro humor: "Cinco tumbas para el Cairo", "Perdición", "El crepúsculo de los Dioses", "Testigo de cargo"... incluso dentro de sus posteriores comedias pasamos de la crítica más sátira a la sociedad americana "Primera plana" a el lado más contrapuesto políticamente hablando "Un, dos , tres"; del cinismo de "En bandeja de plata" a la ternura e idealismo de "¿Qué paso entre mi padre y tu madre?" o "El apartamento". Esto nos da a entender, que a pesar de su declarado amor al más puro estilo de vida americano: "Del mismo modo que todo el mundo odia a Estados Unidos, todo Estados Unidos odia a Hollywood. Existe el profundo prejuicio de que todos nosotros somos tipos superficiales que ganamos diez mil dólares a la semana y que no pagamos impuestos; que nos tiramos a todas las chicas; que tenemos profesores en casa que dan clases a nuestros hijos de cómo subirse a los árboles; que cada uno de nosotros tiene dieciséis criados y que todos conducimos un Maserati. Pues sí, todo esto es verdad. ¡Aunque os muráis de envidia!"; nos encontramos ante una personalidad más interesante y profunda de lo que sus últimas películas parecen mostrar. Una cosa es segura, siempre llevó a cabo su famoso lema sobre cómo hacer películas : "Si el Cine consigue que un individuo olvide por dos segundos que ha aparcado mal el coche, no ha pagado la factura del gas o ha tenido una discusión con su jefe, entonces el Cine ha alcanzado su objetivo".
Me encargaré de desmitificar esa merecida o inmerecida fama en la medida de lo posible: Billy Wilder nació en territorio hoy polaco, y tras la ascensión al poder de Hitler (su madre de raíces judías murió en un campo de concentración) se vio obligado a huir a Estados Unidos, donde empezó a trabajar haciendo guiones para la Paramount con su ídolo Ernst Lubitsch. Tras la muerte de este último dijo: "Nos hemos quedado sin Lubitsch. Peor aún, nos hemos quedado sin las películas de Lubitsch". Es verdaderamente elocuente y esclarecedor que la película que inspiró la vocación de Wilder según sus propias palabras fuese "El acorazado Potemkin" (menuda ironía... a semejante ciudadano americano).
Pero lo cierto es que la filmografía de Wilder no empezó siendo precisamente puro humor: "Cinco tumbas para el Cairo", "Perdición", "El crepúsculo de los Dioses", "Testigo de cargo"... incluso dentro de sus posteriores comedias pasamos de la crítica más sátira a la sociedad americana "Primera plana" a el lado más contrapuesto políticamente hablando "Un, dos , tres"; del cinismo de "En bandeja de plata" a la ternura e idealismo de "¿Qué paso entre mi padre y tu madre?" o "El apartamento". Esto nos da a entender, que a pesar de su declarado amor al más puro estilo de vida americano: "Del mismo modo que todo el mundo odia a Estados Unidos, todo Estados Unidos odia a Hollywood. Existe el profundo prejuicio de que todos nosotros somos tipos superficiales que ganamos diez mil dólares a la semana y que no pagamos impuestos; que nos tiramos a todas las chicas; que tenemos profesores en casa que dan clases a nuestros hijos de cómo subirse a los árboles; que cada uno de nosotros tiene dieciséis criados y que todos conducimos un Maserati. Pues sí, todo esto es verdad. ¡Aunque os muráis de envidia!"; nos encontramos ante una personalidad más interesante y profunda de lo que sus últimas películas parecen mostrar. Una cosa es segura, siempre llevó a cabo su famoso lema sobre cómo hacer películas : "Si el Cine consigue que un individuo olvide por dos segundos que ha aparcado mal el coche, no ha pagado la factura del gas o ha tenido una discusión con su jefe, entonces el Cine ha alcanzado su objetivo".
En resumen, a mi modo de ver, Billy Wilder estaba muy por encima de unas u otras consideraciones morales y políticas, vivió como siempre quiso y escribió guiones de cine como jamás nadie lo ha hecho y es por eso precisamente por lo que su genio siempre será recordado.
"Recuerda que eres tan bueno como lo mejor que hayas hecho en tu vida"
Billy Wilder
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